Habitación en Roma, Jorge Eduardo Eielson



Jorge Eduardo Eielson, Habitación en Roma, Quimera, Colec., Bitácoras, Núm., 4, México, 2010, 80 págs. ISBN: 978-607-00-2525-9. Precio: 120 pesos.


Jorge Eduardo Eielson (Lima, Perú, 13 de abril de 1924- Milán, Italia, 28 de marzo de 2006) fue escritor y artista visual. En 1949 llega a París y desde entonces vivió en distintas ciudades europeas. Autor de las novelas: El cuerpo de Gulia-no (1971) y Primera muerte de María (1988) y de los libros de poesía: Reinos (1945;1973), Tema y variaciones (1950), Canción y muerte de Rolando (1959), Mutatis mutandis (1967), Ceremonia solitaria (1967), Pytx (1980), Noche oscura del cuerpo (1989), Sin título (2000) y Celebración (2001). En 1989, Octavio Paz publicó en Vuelta su Poesía escrita, a la que después se le agregaron sus libros posteriores en las sucesivas ediciones que se publicaron en Perú, Colombia y en España bajo el nombre Vivir es una obra maestra (2003). Arte poética (2005), que reúne casi toda su obra literaria, apareció en Perú. En 1995 apareció un libro de entrevistas con Martha L. Canfield, El diálogo infinito. Su poesía visual se expuso en museos y galerías de todo el mundo como Perú, México, el MOMA de Nueva York, la Bienal de Venecia, la Bienal de La Habana, en el King’s College de Londres, entre otros. Su obra ha sido traducida al francés, italiano y finlandés.

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La poesía visual y la poesía escrita de Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924-Milán, 2006) son un referente de la escena del arte contemporáneo internacional; aquí, en México, donde presentó exposiciones, publicó sus novelas y varios volúmenes de su obra poética, reunida y antologada, goza de lectores fieles y devotos. Por eso, la circulación de esta nueva edición de Habitación en Roma (1952) tendrá terreno abonado para que nuevos lectores se acerquen a un universo donde experiencia vital y experiencia artística se confabulan de manera radical originando una serie de poemas de una alegría desgarrada y convulsa, si se permite el oxímoron, donde todo está por comenzar, incluso, la catástrofe final. Teniendo como escenario la ciudad imperial, las calles, las plazas, las ruinas, las iglesias, son tema y escenografía de las expiaciones y epifanías del entonces joven poeta. Una Roma que los neorrealistas italianos, y años después Pasolini, retrataron magistralmente en todo su sombrío amanecer; en esa época, Eielson deambulaba por ese mismo universo onírico y terrible, y confiaba su palabra a los cuerpos y a la noche para “que anuncien brillantemente / con exquisita fluorescencia / el nauseabundo deceso / del amor”.
-Ernesto Lumbreras

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Escucha dos poemas de este libro:







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